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El poder curativo del perdón


“Aferrarse a la ira es como tomar un carbón ardiente con la intención de arrojárselo a alguien; es uno quien se quema”.

Buda

Los antiguos polinesios creían firmemente que los sentimientos de ira y culpa producía enfermedades. Los hawaianos crearon una técnica de curación basada en el perdón (el Ho’oponopono). Hoy la ciencia les da la razón.


Cuando nos enojamos con alguien o nos han causado un mal, además de despertarse nuestros deseos de venganza, las emociones negativas generadas repercuten en la salud de nuestro organismo ya que aumentan los niveles de adrenalina y cortisol.


Como explica la psicóloga Maribí Pereira:


“Guardar rencor causa más dolor y malestar físico a quien lo sufre que a la persona que lo lastimó, y a la vez, une más a estas personas de lo que el agredido quisiera. Por ello, el hecho de perdonar plantea beneficios como:

  1. Niveles de estrés más bajos, al reducir las cantidades de cortisol y, por tanto, la ansiedad.

  2. Sistema inmune más fuerte contra las infecciones.

  3. Sistema cardiovascular más sano, a partir de ritmos cardiacos y presión arterial más bajos.

  4. Descenso del dolor, tanto emocional como físico, reflejado en menor intensidad de malestares crónicos.

  5. Restauración de patrones de sueño, gracias a la producción de serotonina.

  6. Reducción de las probabilidades de padecer cáncer.

  7. Mayor esperanza de vida”.


“De hecho, algunos estudios demuestran que las personas con mayor actitud y capacidad para perdonar necesitan menos recursos de salud, consumen menos fármacos, poseen un umbral del dolor superior y, en última instancia, una mayor longevidad”, afirma el psiquiatra JAVIER SCHLATTER


La terapia del perdón está siendo utilizada para ayudar a tratar enfermedades, como el cáncer. “Es importante para el tratamiento de heridas o trastornos emocionales porque realmente pueden obstaculizar las reacciones de alguien a los tratamientos, incluso la voluntad de alguien para seguir el tratamiento”, explica el Dr Steven Standiford, jefe de cirugía en el Cancer Treatment Centers of America.


También tenemos que aprender a perdonarnos a nosotros mismos. Los sentimientos de culpa son igual de dañinos. Entrar en un círculo vicioso de pensamientos tóxicos genera los mismos problemas que los de la ira.


Enseñemos a perdonar; pero enseñemos también a no ofender. Sería más eficiente. José Ingenieros (1877-1925) Filósofo y psicólogo argentino.

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